Era el último partido de la temporada en San Mamés. La última cita antes de la ansiada final de la Europa League del próximo miércoles en Bucarest y la última oportunidad para agradecer a los de Bielsa la ilusión despertada a lo largo de una temporada para el recuerdo. De todo ello era consciente la afición rojiblanca, que volvió a apoyar a los leones en un encuentro que acabó teniendo más historia en las gradas que sobre el propio césped. Y es que fue ahí, donde se asienta la voz de la afición, donde se vivieron momentos que difícilmente se evaporarán de la retina de más de uno.
Así, minutos antes de que diese comienzo el choque, con jugadores como Galarreta, Gurpegi o Koikili esperando desde el banquillo un momento que nunca llegaría -el de tener minutos a lo largo del envite-, Raúl Fernández tuvo el honor de llevarse la primera ovación de la noche. Ocurrió cuando el guardameta bilbaino, que no había disputado ningún minuto en Liga hasta el día de ayer, se acercó a su portería para tomar posición de cara a un partido en el que solventó sin mayores dificultades los escasos balones que llegaron hasta sus inmediaciones. Un plácido encuentro del que también pudo disfrutar Jonás Ramalho, que en su debut oficial como león en San Mamés, actuó desde el inicio para ir despojándose con el transcurrir de los minutos de los inseparables nervios que acostumbran a acompañar a los debutantes. El de Barakaldo, sustituido por Iraola tras el descanso, fue una parte más de la peculiar noche que se vivió ayer en La Catedral.
Gritos a favor del 'loco' Ya en la segunda mitad, con el partido atascado, buena parte de la grada aunó sus voces para pedir con insistencia la continuidad de Marcelo Bielsa. Al grito de "Bielsa quédate" y el ya famoso cántico de "a lo Loco se vive mejor", la afición rojiblanca volvió a dejar patente su opinión con respecto al técnico argentino a menos de una semana para la disputa de la primera de las dos finales. Dos titánicas luchas por inscribir el nombre del Athletic con letras de oro en la Europa League y en la Copa que vivieron ayer su última noche previa con partido de por medio. Un encuentro con poco más que tres puntos en juego en el que también hubo tiempo para ver cómo era vitoreado el nombre de Carlos Gurpegi, que volvió ayer a una convocatoria seis meses después de su grave lesión de rodilla.
Con el partido ya concluido, llegó el momento en el que la afición rojiblanca congregada ayer en San Mamés desató parte de la pasión de la que hará gala en próximas citas para agradecer al equipo la ilusionante temporada realizada. Así, de pie y con las bufandas alzadas hasta el cielo, los aficionados despidieron a los jugadores al son de una gran ovación y al grito de "Athletic!, Athletic!".
Gabilondo y Koikili, que abandonarán el Athletic al final de temporada al ver vencidos sus contratos, fueron manteados por sus compañeros mientras la afición les reconocía a base de aplausos sus servicios prestados al club.
Así, despojado de su camiseta tras acercarse hasta uno de los fondos en los que una pancarta rezaba "Koikili beti zurekin", el lateral de Otxandio fue el último en abandonar el campo. Ese césped sobre el que recibió el último adiós de una afición que no dudó en despedirle entre aplausos bautizados por el cariño.
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