El excapitán se fue contento y tranquilo tras constatar la moral del equipo rojiblanco.
En Lezama se vivía ayer el punto de partida de una empresa muy complicada. El Athletic afronta ahora los últimos nueve días antes de la final de Copa contra el Barcelona, la última oportunidad de esta temporada casi mágica para alcanzar un título y revivir una de las grandes páginas de la historia rojiblanca. El mismo día que los jugadores rojiblancos volvían al trabajo después de un paréntesis de dos días, en el vestuario se coló una figura familiar: "Etxebe".
Durante quince temporadas, Joseba Etxeberria maduró como futbolista entre esas cuatro paredes, pasando de ser una promesa de 17 años a una leyenda viva tras más de 500 partidos oficiales con la elástica del Athletic. Dos años después Etxeberria quiso estar cerca de sus excompañeros en un momento muy especial como es el que se está viviendo en las últimas fechas en el entorno del Athletic.
El de Elgoibar pudo palpar de primera mano el estado de ánimo del grupo, el cual, por cierto, era mucho más animado de lo que esperaba encontrar. Se encontró con un equipo que ya había digerido la derrota de Bucarest y que había iniciado el proceso de transformar la tristeza y la decepción de dejar escapar un título europeo en motivación e ilusión por ganar una final en la que parten con desventaja respecto al Barcelona, el gran favorito.
Recuperando las sonrisas
Tras un par de días de descanso, las caras de los jugadores del Athletic en el primer entrenamiento para preparar la final de Copa ante el Barcelona eran bastante diferentes a las de las jornadas previas. En una sesión completamente física, dirigida por Bonini, se pudo ver alguna sonrisa y ciertas bromas entre varios de los integrantes de la plantilla. Después de una hora de trabajo, los jugadores tuvieron una larga charla con Marcelo Bielsa. Poco a poco van asimilando el duro revés que supuso perder la final de la Liga Europa. «Ya le hemos dado la vuelta», destacó De Marcos.
El alavés reconoció que es el técnico argentino «el que nos cambia la cara a todos». «En los momentos difíciles es el que nos da palabras positivas y al contrario, cuando las cosas van bien, nos pone los pies en el suelo», destacó. La plantilla quiere hacer «de la necesidad virtud». Tras los complicados momentos vividos después de perder el título europeo, «hemos aprendido mucho y nos vendrá bien para la siguiente», afirmó.
Desde su punto de vista, el hecho de «no ser favoritos para nadie» les aportará «más tranquilidad» de cara al choque contra los blaugrana. «Iremos a jugar como sabemos y a tratar de hacer un gran partido», dijo.
Su compañero Gorka Iraizoz también dio síntomas de que la recuperación anímica va por buen camino. Ve al equipo con fe para encarar la segunda tentativa por un título. «No seríamos fieles a lo que creemos si no afrontamos con toda la ilusión del mundo este partido», dijo. En su opinión, el choque frente a los dirigidos por Guardiola «puede servir para demostrar que el equipo sigue creciendo, que sabe rehacerse y afrontar retos con gran entereza y mirando con optimismo hacia el futuro», destacó. Para el portero rojiblanco, el Athletic «tiene sus opciones y hay que creer en ellas».
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